La competición constaba de dos pruebas en las que primero dirigían a los surfistas por la playa, desde una furgoneta situada en el parking a la zona balizada en el agua, para posteriormente controlar al grupo en la propia zona de surf. Los perros debían demostrar su pericia a la hora de mantener el grupo unido, evitando que se expandieran hacia zonas de baño o lugares de riesgo como zonas con surfistas locales, y para ello ladran y dan pequeños mordiscos en el tobillo a los individuos que abandonan el grupo.
Pese a la numerosa presencia de perros pastores surferos venidos de California, Australia o Irlanda, Trosky, un gos d'atura de Villaviciosa (Asturias), fue el vencedor final del torneo al seguir con precisión las indicaciones de su dueño, Chema Menéndez, y llevar a su grupo perfectamente agrupado a lo largo de las distintas fases de la prueba.
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